Estando desde la mañana, haciendo algunas diligencias, en la ciudad de Ocaña, me sentí cansado al entrar en el Parque Plaza 29 de mayo, y me senté en una banca de este parque de historia y de leyenda.
De pronto entre el ir y el venir de la multitud, que transita por el parque, se presentó un pastor y me saludó cariñosamente. Luego se sentó a mi diestra, y me dijo que quería aclarar un poco más sobre lo del agua del pozo de Jacob, donde se encontraron la Samaritana y el Filósofo Jesús.
Yo le dije sonriente: ¿quieres cambiar de agua? y él me contestó: ¿cómo así? diciéndome que la palabra, no se podía cambiar. Yo le contesté que la letra y la figura, si se podían cambiar, debido a que el tiempo ha hecho que el agua filosófica por la que discute la Samaritana, se ha envejecido.
Y ya esa agua, no contiene la frescura que usted puede beber o sentir de este pozo de corrientes de aguas vivas, que pueden saciar la sed de su alma, que ha estado bebiendo de las aguas de un pozo, cuya temperatura ha sido a unos cuarenta grados de temperatura.
Esas aguas no quitan la sed. Por eso usted, se ha acercado a este pozo, donde las aguas son dulces y frescas, y refrigeradas con el conocimiento de nuestro propio pozo, donde usted, realmente calmará su sed. El me contestó en un tono positivo: veo que usted es semejante a Jesús, y esto me ha interesado, y por eso he llegado a esta ciudad, para escucharlo y poder cerciorarme de lo que usted habla en sus blogs: EL PENSADOR DEL JARDÍN OCCIDENTAL y LA BIBLIA DEL SIGLO 21.
Ya que son cosas reales y verdaderas de nuestro mundo que clama como el ciervo por corrientes de agua fresca, pura y cristalina; para calmar la sed que los atormenta y quiere disipar un poco su alma, que camina por un desierto, donde es difícil encontrar un pozo y nuevas aguas refrigeradas para samaritanos y judíos, que saben y entienden el valor de las aguas nuevas, en el mundo del pensamiento filosófico, cuyo epicentro es hoy, esta ciudad de los Hacaritamas.
Me pidió una cita bíblica y yo le cité la siguiente: "La mujer samaritana le dijo: ¿cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre si" (Juan 4: 9) versión Reina Valera 1960.
Nos damos cuenta, mi estimado hermano, que una de las cosas que el texto nos narra, es que entre judíos y samaritanos, tenían una guerra, y era por el agua caliente y un poco descompuesta por la misma calor del desierto, en donde se había logrado hallar agua en aquel entonces.
Cuando el agua está descompuesta, perjudica a todo ser viviente que la bebe, pero impacta, digamos así, más en las culturas, porque es un agua que no quita la sed, sino que la promueve.
El pozo de Jacob, de cuyas aguas usted pastor, ha bebido, lo han mantenido tomando es de un agua en vano y perjudicando al mismo tiempo algunos órganos y sus sistemas del cuerpo, preparándolo así para ser adicto a un agua que ha convertido a las culturas del jardín global en una guerra, donde el hombre le da de beber, al hombre, sus propias aguas descompuestas, porque se ha estancado en el conocimiento, y siempre bebe de las aguas de las letras del pozo de Jacob.
La teología del jardín, ha estado trabajando, para que el hombre deje la discusión, y entre en razón, bebiendo de las aguas del conocimiento científico, y la ciencia y la razón, puedan mejorar el panorama humano, que las dos culturas entre samaritanos y judíos, han provocado al darle a beber a la tierra, un agua que no quita la sed del conocimiento.
Él me dijo: gracias, por darme a beber esta agua del jardín, que es tan dulce como todas las corrientes del Amazonas.
"Agua y vida, hay en la expresión del inteligente, más los samaritanos, no aprecian las fuentes de su propia ciencia"
F P
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