Hulda, es una profetiza casada, que es poco conocida por los lectores de la Biblia, pero ella surge en la época del rey Josías, quien no consulta a los profetas, ni tampoco a los sacerdotes de Jerusalén.
Ante la descomposición social, que se está viviendo en este país por falta de conocimiento que tenga un valor que los pueda habilitar y llevar a un entendimiento, no sólo académico, sino que también la parte moral, sea tenida en cuenta, en cada institución de la educación en la cual estaban encargados, los docentes de esta cultura de profetas.
Las mujeres, cuando son educadas y su educación, no es simplemente un conocimiento abstracto, sino que lleva el sello del raciocinio, para que los estudiantes chicos y grandes, participen de esta cultura que la profetiza enfatiza al rey Josías, y a su comitiva que le fue enviada a ver qué solución tenía el problema cultural y académico que los estudiantes tanto profetas, como el pueblo en general, habían perdido la noción de los pactos que ellos mismos hacían por escrito.
Lo que observamos aquí es que después que se le envía el mensaje al rey Josías, él lo acató sin poner peros o trabas. Y con la tribu de Judá y los profetas, los sacerdotes, adolescentes y adultos, suben a Jerusalén para promover la cultura científica en todas las áreas, debido a que entre profetas, sacerdotes y la gente de Jerusalén, amaban el saber.
Para comenzar esta cruzada, lo hicieron con un conversatorio en el templo, hasta el tiempo del rey Josías. La verdad es que la profetiza conocía y había estudiado sobre el espíritu de profecía.
Sin embargo, ella en su sabiduría sobre el ser humano, sobre humanidades, le sugiere a los enviados a la consulta, que es necesario que la ciudad de Jerusalén y el globo terráqueo, vuelvan a consultar las Escrituras, que ellas son las que dan el argumento y la sabiduría para poseer el espíritu de inteligencia, ciencia y profecía.
La cita para esta ocasión está en 2 Reyes 23: 29, que a la letra dice así: "y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande, y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová" Versión Reina Valera 1960.
Cuando uno estudia las Escrituras, no para justificar su machismo, sino para reconocer que la mujer no es una costilla de mis huesos, sino que tiene los mismos talentos, las mismas habilidades, pueden los templos de la tierra, ser una instructora que ha sido habilitada por el conocimiento y las ciencias humanas, para instruir al futuro sacerdote, profeta, presidente, docente, economista, ingeniero, historiador, al futuro de estas culturas que piden conocimiento, y una sabiduría que tenga las credenciales de la unidad.
El espíritu de profecía, nace precisamente del conocimiento de Dios, de la naturaleza y de las letras de esta palabra, que está sustentado en la vida práctica y que se transmite a los seres humanos como el rey Josías, que promueve la cultura profética entre sus reformas.
"El hombre quiere poseer espíritu de profecía, pero al ignorar las Escrituras y las ciencias, no lo podrá desarrollar"
F P
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