Después de que se termina el baile, en el Parque 29 de mayo, de la ciudad de Ocaña, sucede algo muy interesante, tanto para mí como para las personas en el mundo que me están siguiendo a través de la literatura.
Yo me quedo en el parque, contemplando el oriente, digamos, y al occidente queda lo que es el templo católico, llamado Santa Ana. Siguieron pasando grupos de cristianos, de otras denominaciones.
De pronto vi venir un grupo aproximado de 15 personas, y entre esos venía un amigo mío. Se detuvieron delante de mí, y yo les dije: ¿a quién buscáis? Y como el templo estaba prácticamente detrás de mi, me dijo uno de esos líderes, que buscaban el templo.
Yo les contesté con seguridad y confianza: yo soy el templo. Ante estas palabras mías, se activó la mente de quienes me rodeaban, y empezaron a atacarme con textos bíblicos. Entre esas cosas de la batalla filosófica, me preguntaron que ¿quién era yo?
Al ver que toda la Biblia, que tenían grabada en sus mentes, se las había convertido en una locura, en un caos, yo les dije: yo soy el templo viviente. Ellos sacaban sus últimas palabras, para ver si podían desestabilizar mi plataforma pensante.
Ellos vinieron de uno por uno, porque les puse orden, y me hacían cada uno, una pregunta, pero no resistían la respuesta que llegaba como una daga a su corazón, y traspasaba el pensamiento que ellos creían en medio de su desatino, que me derrocarían.
Luego que esto sucede, que esta iglesia, encuentra su templo móvil, todavía no diseñado en las culturas cristianas, pero que este servidor, ha diseñado su propio templo, según la palabra, me decían: ¿por qué usted nos contestó todas las preguntas de la Biblia, y nosotros no le hemos podido responder bien, ni una sola, y somos 15 contra 1?
Yo les dije: lo que pasa es que ustedes creen en la letra de la Biblia, pero sin verificar. O sea que no verifican, ni analizan, de manera que para mí, ustedes, han estado atacando al templo móvil de la cultura Hacaritama.
Se me vino otro y me dijo: tú eres un mentiroso. Ante lo cual yo le contesté con mucha tranquilidad: a ti se te acabó el combustible. Otro me dijo: ¿quién te has creído tú que eres? Yo le contesté con la diplomacia y el aceite que debe llevar la expresión: yo soy la verdad que ustedes, no han podido edificar en el mundo de la razón, que requiere que la construcción lleve una plomada de conocimiento, de conciencia y de justicia.
Luego que respondí las preguntas, trataron de presionarme a mi alrededor, y yo les dije: qué tardos son ustedes para entender lo que dice el Filósofo San Pablo: "Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (1 Corintios 3: 17) Versión Reina Valera 1960.
Al citarles este texto, ellos se calmaron y yo les dije riéndome: les hice esta emboscada, para darme cuenta de que ustedes, son niños, en este jardín de los Hacaritamas, que aún no conocen los secretos del templo móvil, que les ha permitido atacarlo de tantas formas, o con tantas ideas, que nos damos cuenta que ustedes, no conocen la liturgia que les enseñan que nos les permite ver y entender la cultura de un templo humano universal, como el que describe el Apóstol San Pablo.
Si yo fuera un Pastor, y me enterara de lo que ustedes hicieron, hoy, en esta plaza, les pondría de penitencia, barrer las calles principales de esta ciudad de Ocaña, y sus parques, debido a que atacaron un templo, que tiene los velos del pensamiento, que no permite que los religiosos, entren al lugar Santísimo de su sabiduría.
"Templo viviente es el inteligente, y la cultura y las ciencias, son su razonamiento. Dice Jehová"
F P
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