CORAZÓN ENGAÑOSO

La Biblia, está llena de razones por dondequiera que entremos en la cultura del proverbio, que siempre nos está hablando del hombre y de la naturaleza.  Es decir, que nos encamina en cada expresión a estudiar dos temas primordiales en las culturas filosóficas y científicas de la tierra.

Señalando un panorama sobre la naturaleza culpable, que es el énfasis del espíritu de las culturas que nacieron de la familia de los hijos de Adán.

Y estos han sembrado en todos los estamentos de nuestras culturas, una semilla de discordia que se ha multiplicado, y sus frutos los ha comido la humanidad, sin percatarse que esto alimenta la polarización de ideas desatinadas, cuyo objetivo es hacer creer en el desorden y en la indisciplina de esa familia virtual de Adán y Eva, en el jardín.

El Sociólogo Jeremías, nos advierte sobre este suceso, señalando el epicentro de toda esta rebelión espiritual en el globo.

El texto a analizar es el siguiente: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" (Jeremías 17: 9) Versión Reina Valera 1960.

Debemos entrar en este análisis, entendiendo que el hombre es el centro del engaño, y que en este epicentro, podemos leer el corazón del supuesto perverso que Jeremías, describe desde el punto de vista de la historia de la Psicología y la Sociología.

En realidad, la perversidad del corazón humano, estriba en no reconocer que todo hombre es mentiroso, debido a su incultura, porque cuando el hombre se queda con una verdad primitiva, que no le permite trascender al mundo de las ciencias, y el conocimiento, su alma, se secará en aquella supuesta verdad que llegó a su corazón, debido a que no habían aguas que siguieran supliendo las necesidades de esa verdad.

Podríamos decir que esa verdad, es como un árbol, cuya semilla necesita ser asistida continuamente y con técnica, de manera que esta semilla pueda realmente crecer y dar los frutos a su tiempo, y no quedarse como aquellos que angustiados por las noticias del calentamiento global, salieron al campo y sin conocimiento, sembraron siete mil árboles variados, sin técnica ni supervisión, y se registraron con la gran verdad de que el proyecto hasta la siembra, había sido lograda éxitosamente; pero jamás volvieron a percatarse de dicha siembra.

Esto nos muestra una similitud con el hombre, que profesa una fe donde se ha quedado contemplándose él mismo, en el espejo de su doctrina, donde siempre que va al templo, se mira en ella y se le olvida que tiene una responsabilidad consigo mismo, y es la intelectual, o sea el estudio cotidiano de la Biblia, la naturaleza, la Sociología, por ejemplo, que es la ciencia que nos lleva no solamente a la sociedad, sino que nos transporta al mundo, donde la sociedad ha cultivado su conocimiento y ha estado vigilando en su psíquica para que su siembra dé resultado.

El corazón del hombre debe principalmente conocerlo quien lo posee, porque en parte, el gran problema del ser humano, estriba en que no se conoce a sí mismo, y éste ha sido el gran conflicto en el templo de la humanidad viviente, donde los adoradores, desconocen sus enfermedades tanto físicas como psicológicas. Porque creen que con creer en Dios, tienen todo arreglado.

Eso mismo fue lo que creyeron aquellos hombres ciudadanos que sembraron en el campo, y no tenían educación ni cultura sobre el cuidado y la responsabilidad que exige la tierra.  Aquí hay sabiduría.

"Ay, de los moradores del jardín del abismo, porque la tierra, se ha llenado de ángeles humanos, con corazón engañoso, suplantando el código de las ciencias y la sabiduría de los pensantes del cosmos"

F P C