El Filósofo Jesús, amanece en uno de los hospedajes, en el centro de Jerusalén. Sus discípulos y seguidores, después de ser despedidos, de su atmósfera cotidiana, se dirigieron a sus propios hogares, dejando al Maestro, que repose la noche del sábado, allí en su propia ciudad y con los amigos que servían en el hospedaje, donde hoy, amanece.
Jesús se despierta muy silenciosamente y siente que el día, lo ha tomado por sorpresa, porque las aves hace rato están cantando y dándole la bienvenida a otro espectacular día de labores. Se levanta y se baña, mientras le traen una de sus bebidas favoritas.
En esta posada, son tan amigos del Maestro, así como familiares, y él tiene ropa allí, disponible para colocársela y salir después de su desayuno, al mundo de las incógnitas humanas.
Ese día, llegaron muchas personas con muchas preguntas, como algo muy cotidiano en la vida de este Magister en Divinidades. Después que contesta algunas preguntas, es el turno de los soldados de Jerusalén, la cual se registra en la siguiente cita:
"También le preguntaron unos soldados, diciendo: y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario" Versión Reina Valera 1960.
Hace dos mil años, la fuerza pública de Jerusalén, tenía problemas con la extorsión. Y la verdad, es que este comportamiento de esta fuerza pública, quería probar la inteligencia de este Filósofo, que no erraba en sus respuestas.
En ningún momento, esto es una confesión, es simplemente un suceso que podríamos llamar hoy: una consulta para verificar o para analizar si Jesús tenía un mal concepto sobre las autoridades civiles.
Jesús les contesta en un lenguaje dulce, que ellos quedan sorprendidos, debido a que con su suavidad en la expresión, no activa el mal espíritu que hay en estos extorsionistas. Y había muchos civiles ahí, dentro de la multitud que querían que Jesús, pluralizara su observación, y que les dijera que todos ellos, eran extorsionistas, y que ellos calumniaban a las víctimas, y todo por el salario.
Jesús teniendo una lengua con las medidas exactas de la inteligencia, le dice a estos hombres o mejor dicho, les hace una advertencia, que reconozcan que están infringiendo la ley civil, y que todo este conflicto que tienen es por la avaricia, porque no se sienten llenos ni satisfechos con los dividendos que paga el Gobierno.
Esta patrulla que vio la posibilidad de hacerle una pregunta a Jesús, quería compartir el problema que ellos tenían con un hombre que se destaca por el análisis y el conocimiento argumentado en el escenario de la vivencia, por tener una respuesta fresca y un trato dulce con el Gobierno; y también con las fuerzas de izquierda, que habían infiltradas en Jerusalén.
Este Filósofo y Sociólogo, tenía en cuenta en cada respuesta, un análisis donde el ingrediente de su expresión era, el bálsamo por parte de sus labios, que trasmitía a la persona, y esto era lo que hacía que las personas, se mantuvieran en esta atmósfera que refrigeraba el calentamiento de sus neuronas, producido por la injusticia y la extorsión, que se congelaba al impactar esta sabiduría que era como gotas de sereno, en medio de la oscuridad de la extorsión humana.
Nuestro llamado es a que tengamos un corazón agradecido, y satisfecho, con lo que ganamos hoy, y entonces el mar de la corrupción, bajará sus niveles, dice Jehová.
"La ambición del hombre, ha estado en todos los tiempos, más el hombre inteligente, administra bien su salario"
F P
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