En los tiempos del Profeta Zacarías, ya el ser humano, se estaba percatando de que los bosques, estaban siendo destruidos, con el fin de criar ovejas, carneros y chivos, entre otros animales, que eran los que más se consumían en esta época.
Esto está sucediendo, antes de la llegada del Mesías, y tenían un gran conflicto, las personas que querían mantener los bosques y las cuencas del agua, alimentadas por la humedad y la reforestación que pedían estos montes de cedros y árboles magníficos, que los profetas cuidaban, debido a que ellos comprendían muy bien el desastre, que en el futuro, la tierra, iba a enfrentar.
El naturalista Zacarías, nos reporta este problema ambiental, y nos hace énfasis, en que los montes y montañas del planeta, no deben ser sacrificados, debido a la necesidad de producir unas ganancias, que finalmente, son vanas.
Los israelitas, sacrificaban las fuentes de agua, debido a que tumbaban los montes, para cosechar y luego echaban animales, entre otros: ovejas y carneros, que eran en los que ellos creían que les iban a reportar muy buenos dividendos.
Lo que ignoraban, los israelitas, era la pérdida de sus tierras, la sed y hambruna que se levantaría, así como que finalmente toda la tierra, sería un desierto, cuyo valor era la aridez y la destrucción.
En esto de evitar que el Líbano, se convirtiera en un lugar desértico e inhabitable, donde la naturaleza, no pudiera exhibir sus productos, era bastante duro para dicha cultura profética.
Así que el naturalista Zacarías, al escribir en su libro en el capítulo 11, nos deja un informe donde los seguidores de la Biblia, en el mundo, han hecho caso omiso de esta destrucción de los medios naturales, que hoy nos podemos dar cuenta, que las doctrinas, no han llevado a ningún hombre, a que se percate de la necesidad de cuidar los bosques del jardín universal.
En este caso, como dice este representante internacional, que a ninguno en su época, le interesaba el futuro de sus bosques, incluso el del Líbano.
Porque a ellos, les interesaba eran las ovejas, los carneros, los chivos y el ganado, y el campesino sin percatarse, que le estaban pagando en cada oveja, o en cada cuadrúpedo, que le compraban, su propia destrucción, y la de estos bosques, lo cual estaba haciendo con sus propias manos, ya que le vendaban la conciencia, con la moneda, puesta en mano.
Zacarías 11: 1, nos anuncia esta profecía: "Oh, Líbano, abre tus puertas y consuma el fuego tus cedros" Versión Reina Valera 1960.
Ninguno de los habitantes de este lugar, tenían la visión, ni la razón, para percatarse de que están destruyendo la heredad de sus propias descendencias.
No hay quien pueda abrirles los ojos y los oídos, para que escuchen en la soledad, el rugido del cachorro del león, para que contemplen que las especies que son más vulnerables, ya han desaparecido del Líbano, y ahora, las menos vulnerables, caminan en un futuro incierto, como símbolo de lo que será la familia de este Líbano natural universal.
Estas personas vivieron este capítulo que se escribe en las puertas del Líbano, donde tuvieron que aullar quienes sin conciencia y sin humanismo, escuchaban a lo lejos, el rugido de los cachorros de leones, que fueron exterminados con la tala de árboles, bajo la excusa del progreso.
Sin embargo, las iglesias en el mundo, predican sobre esto, sin entrar o sin indagarse, cómo es la tierra, cómo están sus bosques, qué peligros acechan a las cuencas y cuál es nuestro deber o compromiso como seres humanos, que convivimos en este hermoso planeta tierra.
Debemos ser responsables con la tierra, que es la puerta del Líbano actual, y dirigirnos a esta puerta, con el fin de reconstruir este Líbano universal.
Cada hombre en la tierra, debe estar involucrado en esta reconstrucción, y la inteligencia aumentará, y el conocimiento, se desarrollará en la unidad, con los estamentos que la tierra posee.
"Aullará el hombre por el agua, y el pan, porque ha destruido las fuentes hídricas y naturales, que son su fortaleza"
F P
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