Este blog está dedicado a transmitir el conocimiento acerca de la Biblia, de manera tal que nos conecte con la ciencia, la Filosofía, Psicología y todas las diversas ramas de la cultura actuales.

viernes, 17 de noviembre de 2017

NIÑOS DEL JARDÍN



Muchos libros se han escrito sobre leyendas y maldiciones, que podrían cambiar el destino de la humanidad o de alguna persona o familia que cree en el lenguaje de una vida, que los demás verían como una amenaza para el destino de la raza humana.

Según el cristianismo, ha venido creyendo que Jehová maldice al hombre o a la familia, o a las bestias de campo, cuando no obedecen sus estatutos.  En esta ocasión, nos vamos a sumergir en ese mundo oscuro y tenebroso que la sangre humana por venganza, ha dejado la civilización y la luz del entendimiento que se debe llevar encendida, así como los peces en su propio territorio marino, llevan su luz en su frente.

Esto nos indica que en las profundidades marinas, la propia luz hace que los ojos del pez, jamás vean oscuridad tiniebla o maldición.  Realmente las culturas de nuestro jardín, deben dar un paso adelante así como lo dijo el Papa Francisco, en su visita a Colombia.

Me parece muy inteligente su pensamiento y su expresión con esta figura de dar un paso y así darás el otro.  Por eso debemos reflexionar en la serie de pasos que el Papa enfatiza cuando nos invita a explorar el mundo.

Cuando nos dice que la exploración comienza dando un paso adelante.  Los peces que tienen su propia luz, son un ejemplo que hay que buscar en las profundidades marinas, ya que esto nos llevará a conocer más que nuestro mundo, convulsiona por el simple hecho de no investigar ni tener una letra propia, y un conocimiento que nunca se apague como en el caso de los peces que siempre su luz, permanece.

Se ha creído que Dios, maldijo a la serpiente, entre todas las bestias del campo, haciéndola arrastrar sobre su pecho y comiendo del polvo de la tierra, todos los días de su existencia.

En  asuntos de esta maldición, la hemos estudiado colocando dispositivos de inteligencia en todas las creencias de la tierra, con el fin de descubrir este misterio.  El primer resultado que encontramos es que Dios, no puede maldecir, porque Él no es una persona mal educada.

En segundo lugar, Él no cree que hay que medir a nuestros semejantes con la misma vara de la desobediencia que miden los incultos.  Tercero que Él no conoce la venganza, y la venganza es propia del hombre, él decide si vive en paz o muere en la oscuridad de este mundo marino humano, como los peces ciegos humanos, que jamás pueden ver la luz de la razón y la cultura de un Dios que nos enseña con la naturaleza, la ciencia y la filosofía, a pensar.

Creer que Dios maldijo a la serpiente, es un cuento de niños, que aún se lee y se cree entre el jardín, porque no se habían podido corregir las ideas, y entonces ahora que hacemos estas investigaciones nos arrojan un conocimiento que abre las puertas del corazón del científico, igualmente que la del sociólogo y la del psicólogo, para trabajar para que el mundo tenga la luz que produce su propia visión.

Podríamos decir que la naturaleza es la luz, la filosofía y la poesía que habla al mundo que cree en las culturas de la ciencia, y que cree en los principios científicos que el jardín ha promovido bajo la sombra de maldición que realmente la podemos desintegrar y convertirla en la realidad virtual que es el mundo que nos rodea.

Nuestro principio, en este punto para hoy es: "y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida" (Génesis 3: 14) versión Reina Valera 1960.

En este caso, la maldición es totalmente cuestionable, porque la serpiente no oye, las serpientes tenían millones de años de vivir en su casa, y el polvo de la tierra es su patio, y que comerá polvo por alimento es lo que estamos viviendo hoy, desde el punto de vista del conocimiento y las ciencias, que nos damos cuenta que todos somos virtuales y participamos del mismo pan de esta serpiente en la metáfora de Moisés.

En ningún momento, recalco, Dios, le dijo a Moisés estas cosas que las escribiera directamente, porque esto lo escribe Moisés para los niños de un jardín que él jamás conoció.

Sin embargo, podríamos ser nosotros los occidentales, los niños que creímos este cuento y creamos la filosofía que no excluye a ninguna bestia del campo o criatura, que el Creador, nos ha regalado para que el conocimiento siga con nosotros, menos la maldición a menos que la labremos nosotros mismos.
F P C

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