Yo diría que el escritor de Apocalipsis, sigue jugando con su público, de una manera muy sorprendente. Mientras que él, nos habla en lo atractivo de su lenguaje figurado, la tierra lee la gloria de su ciencia y conocimiento, en las letras de su cultura y filosofía jeroglífica.
En Apocalipsis 14: 9, nos dice lo siguiente: "y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano" Versión Reina Valera 1960.
Este ángel es el mismo ángel que escribe a la iglesia de Sardis en el orden del mensaje dirigido a las siete iglesias, es el tercero que hoy estamos interpretando para el mundo del jeroglífico en la expresión filosófica y figurativa del lenguaje hebreo.
El tercer ángel, sigue en el orden de Apocalipsis 14, con un, si condicional, referente a la adoración de la bestia y a su imagen. Este mensajero imaginario que nos llega a través de la cultura de la ciencia ficción, nos enfoca, primero, la adoración, segundo una bestia, según el escritor muy terrible, y cualquier ser humano que la adore, tendrá grandes problemas en su cerebro, en entender la familia y graves problemas para entender a la sociedad del raciocinio cósmico mundial.
La adoración a Dios, es uno de los epicentros, donde el espíritu animal se encarna en el adorador, debido realmente a que éste no entiende las letras de la Biblia, y como no es la señal más importante que todo cerebro que adora, debe poseer y entender que no sea un conocimiento en mera teoría.
La mayoría de las naciones, adoran sin percatarse de que son imágenes que expresan un lenguaje sin el peso de la cultura angelical humana, y esto muestra que en vez de ser un hombre o seres altamente reflexivos, han perdido la noción del tiempo y no saben lo que adoran.
Y esto ha producido un conflicto cósmico, debido a que el ser humano, sin ningún tipo de cultura y mucho menos en la Teología Académica, no tiene el conocimiento que le permitirá comprender el conflicto entre adoración, bestia e imagen.
La imaginación de Juan, ha puesto durante siglos a discutir al ser humano, entre la adoración y una bestia que no se le ha revelado al hombre que adora sin razón y sin principios de raciocinio.
En este caso el Teólogo debe estudiar filosofía y psicología, y las ciencias, hasta donde le sea posible durante su estadía en el gran templo de la cultura natural del Dios viviente.
Una de las cosas que se leen muy claras en este tercer ángel que escribe para todas las culturas en su época, es que juzga la adoración que practica la humanidad.
Él está marcado y su marca en la frente dice al leerla, este servidor: división e intereses propios, porque sus manos quieren arrebatar el pan de los demás, y que sólo vivan o prevalezcan, los intereses de una sola cultura en el mundo sin el equilibrio de la justicia y la equidad.
En aspectos de adoración, lo elemental es que el ser humano, entienda que el Teólogo San Juan, es el ángel de moda en su época y que él, si entendió, investigó y comprendió que el hombre es la familia de ángeles mas hermosos y brillantes que hizo Dios, en el universo.
Y sus estudios teológicos, lo llevaron a comprender paso a paso, que los ángeles del cielo, son imaginarios o lo que hoy comúnmente llamamos: ángeles virtuales.
Porque el hombre necesita es del hombre, los ángeles imaginarios no tienen autoridad para curar nuestras enfermedades, ni para enseñarnos el abecedario, ni para darnos la fórmula del gigante de la tecnología, que nos permite la unificación no solamente de culturas y ciencias, que llevan al hombre a convertirse a través del conocimiento, en ángeles superiores que Juan. Aquí hay raciocinio, adoración y ciencias para los ángeles del jardín global.
F P
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