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Hablando el sociólogo Jesús, ante un gran auditorio en Jerusalén, sobre el afán y la ansiedad, es decir sobre el estrés, que en aquel entonces, los ciudadanos y representantes de otras ciudades, tenían. El auditorio sentía en sus oídos en cada momento o en cada tópico de su expresión, el espíritu de comezón o deseos de oír a éste multiciencias de la cultura de la ciudad de Jerusalén.
Cuando Jesús presta el servicio a este diverso público de ciudadanos y de otras culturas, va entendiendo que la humanidad, necesita es más instrucción que normas o tradiciones que habían opacado la visión de los sistemas tanto del oído como la del entendimiento.
Allí en esa mañana con un despertar de un sol que nace de la cultura de la transformación de la naturaleza, comienza este maestro de Israel, a ejercer su labor como docente y científico, para las academias de su cultura y de otras que estaban allí o visitantes.
Cuando Jesús hace introducción al tema, ya el público estaba ansioso porque fuesen contestadas sus preguntas, que era lo clásico de este personaje, que es tan popular en los labios de la humanidad, pero se desconoce su sabiduría, ciencia y cultura universal.
Uno de los presentes le hace una pregunta muy interesante para él, y es acerca del tiempo del ayuno, porque se había tomado como un requisito indispensable o como algo que si en la iglesia, la persona no acompañaba ni practicaba tal cosa, no era tenido por cristiano.
Entonces el multiciencias Jesús, le contestó: yo he ayunado 40 días y 40 noches, pero fue por un problema de salud. Y además, en realidad, pues no es el ayuno que se ha implantado, porque estaba en el desierto y allí comí y bebí con la tendencia a que mi enfermedad fuese curada.
Entonces un romano que estaba de paso, y que se suscribió para dicha conferencia, le dijo que en Jerusalén y en el mundo entero se creía que su ayuno era para salvar al otro. Es decir que se le contaba para aquellos que nunca hubiesen ayunado en el día "final".
Él les contesta en el orden protocolar del momento, diciéndoles que eso no es cierto, por la sencilla razón de que ya estaba escrito, que cada uno, debía cancelar su propia deuda. Y que hacerse la idea de que otra persona paga por otra, la Escritura, no la apoya.
La literatura bíblica deben consultar y ellas son las que dan el real tono al asunto del ayuno que estamos tratando en esta mañana, cuando el sol calienta. Un delegado de la ciudad de Nínive, intervino diciéndole: entonces el libro de Jonás, maestro, que enfatiza un ayuno obligatorio no solamente para el pueblo, sino también para el rey y las bestias domésticas, qué nos diría usted allí.
El científico Jesús, les dijo: lo que sucede es que el hombre ha creído es en el hombre, y esto se ha convertido en un conflicto tanto físico como espiritual. ¿Me puede entender?. Contesta el delegado: si señor.
Así es que Dios, no le dijo nada a Jonás, simplemente esto estriba en que él es un escritor en su tiempo, y no tenía un buen concepto tanto del rey, de las leyes y de la sociedad, y por esta razón él escribe su obra, donde todo lo que él escribió sobre el ayuno que estamos tratando, se le fue la mano diciéndoles que hasta los animales domésticos, debían ayunar.
Es una idea que ha sido siempre descabellada, porque para Dios, 40 días de ayuno, da igual a 3 horas, y 1 hora para Dios, es como 1000 años. Para que vosotros entendáis este problema, debéis avanzar en la matemática que posee la Biblia.
Porque resulta que si se le quita el número al día, ¿Cuánto tiempo ayuné yo, en los tales 40 días?, es la pregunta que les hago. Entonces la gente se asombró con su matemática, para ellos esto era algo sorpresivo, sin embargo, llegó a Jerusalén tanta gente, así como propios, porque el hijo de María y José, era el encargado de estas conferencias, donde se le daba el tono real a la teología.
Uno de sus discípulos presente, entendía muy bien la materia, y es el apóstol Pedro, quien luego al convertirse en escritor, enfatiza este tipo de tiempo, que aún se sigue desconociendo. Conforme lo expresa en esta cita bíblica que a la letra dice así: "Mas oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día" (2 Pedro 3: 8) versión Reina Valera 1960.
Cuando las personas creen es en el ayuno, dejando a un lado, el conocimiento y la matemática que proyecta Jesús, en esta conferencia tan importante y admirable, por su razonamiento, que estaba basado en la sabiduría de los libros del antiguo testamento.
Así de esta manera la gente invitada o suscrita a la conferencia se fue muy tranquila, porque este docente global, deja claro que no es la tradición del ayuno, el que recomienda a la humanidad, delante de Dios.
Es simplemente la vivencia, el amor, el conocimiento y las ciencias, que transportan al género humano a los dos mundos, tanto el de la matemática, como el tiempo cero. Muy importante que todo estudioso tanto de la Biblia, como académico, se percate e indague algunas verdades ocultas que hacen que el ser humano, coja otro rumbo, y se aleje de la realidad que lo rodea y que le pide cordura y sabiduría.
Los invito a visitar este video que se titula: "Pensar libremente no es decir cualquier cosa" Gilles Lipovetsky, filósofo y sociólogo, de una duración de: 5: 35, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=hYKO9ujT1IQ
"El tiempo es dueño del hombre, y el hombre es dueño de su vida"
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