La Teología, del mundo científico, es la lengua que puede disolver los misterios del conocimiento, donde las naciones han vivido en un trasteo de ideas, que sólo han dejado desilusión, amargura y trastorno en las sociedades.
Donde la Teología, no ha sido el remedio para curar el corazón de la humanidad, que lee los logos de la Biblia, sin consultar a su historia y memorizar en el banco de neuronas del pensamiento humano, para poder discernir desde la Psicología, el gran conflicto con un libro, que es sencillo, práctico y sus doctrinas son la potencia, digamos de todas ellas que están aliadas a esta historia que continúa en el mundo de su metáfora o símbolo, que entraremos a analizar hoy.
Creemos que la Psicología, es muy interesante que tenga una información en su tiempo real. De lo contrario no se puede asimilar o entender la literatura tanto científica como la novelística.
Así podríamos ver que las doce canastas que relatan los evangelios, donde se recogen los pedazos de peces y panes que sobraron, nos ilustra directamente que es el ser humano, cuando no tiene un conocimiento respaldado por la ciencia, que busca en toda canasta humana, ya sea grande o pequeña, albergar un conocimiento que no sea de meros sobrantes, que no sea de migas que cayeron en el suelo, en el terreno donde por la baba de los predicadores, se contaminó la gran canasta de seres humanos que no tienen fundamentos, ni su Psicología nos muestra las credenciales del conocimiento de Teología de nuestro mundo.
Estos doce fundamentos que enfatiza el literato en Filosofía y Sociólogo San Juan, igualmente que el historiador y médico Lucas, en sus evangelios, nos dejan muy claro ver que las canastas simplemente son ellos mismos, ya que representan los doce discípulos, y las doce tribus de Israel, sobre lo cual también termina Juan, enfatizando el número doce, en el Apocalipsis, cuando dice que el árbol tenía doce frutos.
Podríamos traducir para las lenguas figuradas y científicas de nuestro cosmos, que eran doce canastas. El epicentro de esto es que el hombre de la tierra, ha estado, durante millones de años, viviendo como canastas en el parque de una ciudad, llamada Hacaritama, por ejemplo, donde todo transeúnte, sea de la ciudad o extranjero, tira a la canasta, sus sobrantes.
Cuando se va a recoger, lo que tiene el recipiente, digamos, se va a encontrar el mismo desperdicio, en el que hace énfasis el científico Jesús en estos evangelios.
Los discípulos y sus seguidores, tenían el cerebro lleno de ideas y de conceptos que habían recogido estas canastas y que no servía para nada.
Y el que los consultaba a ellos, sencillamente, le daban esos desperdicios de pan y peces que trastornaba la digestión del pensamiento humano que los consultaba. Les anexamos un corto video científico, sobre las serpientes y las iguanas, que han permanecido en un eterno conflicto, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=4Gc6ysVWM2Q
Por esta razón cuentan los evangelios que la vida de estos pastores y doctores, fue un conflicto psíquico, ya que la baba en los peces y los panes sobrantes, siempre producirán en las iglesias, el mismo conflicto.
Y todo esto lo escribe el economista Jesús, para dejar una lección donde sus indicadores económicos, dejan muy claro que el milagro no ha sido entendido a estas alturas, que la multiplicación de iglesias en el mundo es fácil comprender ya que las canastas espirituales, continúan llenándose de consejos y de argumentos en la cultura de una ficción, que deja que las canastas humanas, no comprendan que en la multitud de consejeros, hoy no vemos la victoria, dice Jehová.
"Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido" (Juan 6: 13) versión Reina Valera 1960.
F P C
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