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Entre los animales cansados de trabajar y ser explotados se encuentra el asno, cuyo amo madruga para llevar su carga al mercado de la ciudad de Ocaña. El amo ha perdido la noción de responsabilidad con las bestias, y aún sus compromisos.
Yendo por las calles de la ciudad, y estando un sol caliente, el asno como todo animal de carga, sigue a su guiador paso a paso, a la plaza de mercado. Resulta que el día caliente y el medio ambiente que rodea al asno y a su amo, cada momento o cuadra para llegar a esta plaza de mercado le calienta más su sangre.
Pero el amo es muy social y esto hace que el trabajo del asno se le convierta en un calvario o en algo difícil de soportar. El señor sin percatarse comienza a saludar a las personas que lo conocen, y se detiene para hacerlo tradicionalmente como lo ha hecho desde la juventud.
El asno jadea indicándole al amo que se siente muy cansado y sofocado. El amo no escucha la queja de este asno que lleva diez arrobas en sus lomos. Continúan en el camino, por la calle, y el señor hace caso omiso a la sugerencia de este asno cansado de esperar que su amo deje de estar haciendo parada para saludar a sus amigos.
Como a unas dos cuadras para llegar al mercado de la ciudad de Ocaña, el burro al ver que el amo dedicaba más tiempo a las personas que iban y venían de esta plaza, relinchó. El señor se enojó y sacó el machete para planear al asno que tanto le ha servido para conseguir el sustento de la familia.
Y la gente se quedó admirada cómo este campesino, trata a las bestias que le son de ayuda económica en el asunto de transporte. Y levantó el machete para planear a este pobre animal indefenso y cansado. Y el asno al ver tal cosa le habló, y al hablarle él detuvo la mano con la que le iba a planear la nuca.
Y el asno le dijo estas palabras: ¡no tienes conciencia, amigo mío de que hace tres horas colocaste en mis lomos diez arrobas de peso, y no escuchas mi protesta, cada vez que te detienes a hablar de la misma papilla que consumen ustedes los seres humanos, cada día, sin conciencia!
Se dirigió al plural de los transeúntes que se detuvieron al escuchar que un asno estaba predicando. Se sorprendieron tanto que les pareció una visión donde la naturaleza realmente estaba hablando al corazón y conciencia de cada ciudadano, implicado en el sermón o reflexión.
Continúo el asno hablándoles sobre el maltrato animal por las cuales él tiene que protestar con la carga en su lomo cansado y afiebrado por el sol y los gases que posee la ciudad por la contaminación, les dijo: que lo primero que hay que hacer en este caso, para que mejore nuestro trato es entrar en razonamiento y que la conciencia humana, se despierte porque está dormida y de igual manera es el que tiene el machete en la mano, como vosotros lo podéis ver.
Era mucha la gente que estaba escuchando el mensaje y el señor pensó que lo iban a linchar los demás conciudadanos, por lo cual gritó: ¡cállate porque ustedes los animales no tienen derecho a protestar. Parece ser que yo estoy loco, por andar hablando con un asno!
Lo jaló del lazo nuevamente, para llevarlo media cuadra más haciéndolo de una manera inquisitiva. El asno cedió y a unos cuantos pasos, le mordío la espalda. Entonces la multitud que los seguía se quedó sorprendida y murmuraban, en realidad la naturaleza es sabia y reclama lo suyo.
Y fue de gran espanto en esta ciudad este suceso que es tan real que se halló en las redes sociales y en las plazas públicas, donde el traductor de la lengua animal examinó al paciente. La naturaleza habla de mil formas, pero el hombre no cree que se debe tener sabiduría y conciencia para con ella que le es de ayuda desde todos los puntos de vista que vemos y oímos de sus beneficios.
Los invito a visitar este video que se titula: La mordida más fuerte de un burro, de una duración de: 0:10, cuyo enlace es: https://www.youtube.com/watch?v=4xeFJ7Vpz34
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